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domingo, 27 de noviembre de 2011

TRAZOS DE MEMORIA


"Cada uno tiene el máximo de memoria para lo que le interesa y el mínimo para lo que no le interesa. "
Arthur Schopenhauer

Se ha definido de maneras múltiples, unas más digeribles que otras. La ciencia, la literatura, el arte la ha sabido interpretar a su modo. Según el diccionario de la Real Academia Española memoria recibe 14 significados dados desde diferentes puntos de vista enmarcados en la idea de facultad humana; como ejemplo una de las significaciones mencionada es: “Facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado”1. Ahora bien, puede construirse una definición que invite interpretaciones de diversos campos, como los mencionados, y para ello deben exponerse las concepciones y los criterios bajo los cuales se muestra la memoria en cada uno y cómo pueden tejerse lazos, dar pasos cortos entre la ciencia, el arte y la literatura.

La ciencia, uno de los campos en los que la memoria se ha colado para que sea objeto de estudio, por supuesto una disciplina con mayor grado de aceptación y en dónde la psicología, la medicina y la biología, que por ahora son suficientes para exponer su funcionamiento e interpretación.

En psicología no debe desligarse del término conocimiento para entender el funcionamiento y significado de memoria. Así pues el conocimiento deriva de las actividades empíricas realizadas por el individuo que, a su vez, parten de percepciones sensoriales - visuales, sonoras, gustativas, táctiles y olfativas- dictaminando procesos cognoscitivos que permiten la interacción con el entorno para la supervivencia y la adaptación. No obstante, aunque el conocimiento y asimismo la memoria se gesten la percepción sensorial se destaca la visión como fuente potencial de la información obtenida; menciona R. Gubern: “A diferencia de otros mamíferos, para los que el olfato o el oído ocupan un lugar más elevado en la jerarquía informativa de los sentidos, el ser humano es primordialmente un animal visual”2-. El anterior fragmento pertenece a su obra escrita La Percepción Visual en la mirada Opulenta, puesta de entrada a un gran texto el cual muestra al lector una disquisición de la imagen del ayer al hoy, encadenando fuertes pistas del mantenimiento de la memoria visual argumentados a través del movimiento psicológico alemán reconocido del siglo XX, la Escuela de la Gestalt y sus leyes, cuya finalidad es dar a entender y manifestar el porqué de los gustos visuales que radican en procesos biológicos compactados en seis leyes: Ley de la proximidad “la unión de las partes que constituyen la totalidad de un estímulo tiene lugar, en igualdad de condiciones, en el sentido de la mínima distancia”3, Ley de la semejanza “Lo idéntico o parecido tiene asociarse, mientras que la diversidad tiene a disociar”3, Ley del Cerramiento “Las líneas que circundan una superficie son captadas fácilmente como una unidad”3, Ley de la igualdad o equivalencia dada cuando concurren varios elementos de diferentes clases y hay una tendencia a construir grupos con los que son semejantes, Ley del movimiento común “Se tiende a agrupar aquellos elementos que conjuntamente se mueven del mismo modo o que se mueven reposadamente en oposición a otros”3, y la Ley de Pragnanz, de la Buena Forma o Destino Común cuyo contenido comenta la tendencia de una forma a ser más regular, simple, ordenado, simétrico haciendo a la imagen más memorizable. Lo anterior se denomina Memoria Icónica, en el campo psicológico, nombre recibido en 1960. Los primeros estudios dirigidos a la memoria sensitiva de la visión, fueron realizados entre 1740 y 1777 por Johann Andreas Segner, físico y matemático alemán, quien ató un trozo de carbón resplandeciente a una rueda giratoria logrando hacerla girar velozmente y de forma ascendente hasta conseguir percibir como un círculo de luz por el observador. Dicho estudio deja dos conclusiones; la primera, una nueva clasificación de la memoria. En segundo lugar, el resultado, esta vez en sentido cuantitativo, dictamina que para la memoria icónica corresponde poco menos de un segundo de perdurabilidad a corto plazo. De tal manera se tiene una idealización global de las condiciones para la memoria inicie su etapa de gestación a partir de estímulos visuales – formas, rapidez de movimientos y nexos con otros elementos cercanos.

Ahora qué hay cuando la función de la memoria, tal como es definida a principio de texto, recrear y traer imágenes adquiridas por experiencias pasadas, se torna difusa y sorprendente para el individuo, entendidas como disfuncionalidades, que no se encuentran en patologías orgánicas sino a nivel psico-social. En algún momento nos hemos sentido en un mundo que anteriormente ya hemos vivido, acciones que ya se han ejecutado, los Dejavú; nombre asignado a la distorsión momentánea mental que lleva a concebir aparentes recuerdos. Su explicación médica está en el retraso y lapsus que sufre por instantes el sistema neurológico afectando la memoria de corto plazo confundiendo al individuo entre la conciencia y la inconciencia. Además de las disfuncionalidades de la memoria existen patologías psicológicas médicas, por fallas en el sistema neuronal, la amnesia y Alzheimer son afecciones reconocidas, y para ello ofrecemos la invitación a la biología y la medicina, últimos campos científicos aquí tratados relacionados a la memoria, parte introductoria para comprender de las disfuncionalidades físicas mencionadas. Médicamente se define como un proceso neuronal realizado en varias regiones del cerebro, sin localización puntual en la masa cerebral, como puede ser otras funciones como el olfato o inclusive la visión. En rigor, María del Carmen Ordóñez explica en su texto Memoria y Aprendizaje el curso del proceso mental: “La explicación neuropsicológica de la memoria todavía está siendo investigada y nuevos descubrimientos están surgiendo al respecto gracias a la tecnología. Luria (1988) señala que el proceso de memoria requiere del mantenimiento del tono cortical, ya que la disminución del mismo impide la impresión selectiva de huellas y causa una alteración general, involuntaria de la memoria. Otras estructuras que juegan un papel importante en la memoria, según Luria (1988), son los cuerpos mamilares, el hipocampo, la formación reticular, especialmente los niveles superiores que limitan con el hipocampo y el círculo de Papez, al igual que las zonas profundas del corteza medio. Mc Lean (2000) identificó al sistema límbico como el lugar donde se otorga significación y contextualización a las experiencias y a la información registrada y procesada. Según Sousa, (2000) los recuerdos se forman por la activación simultánea de grupos neuronales y cuando ocurre el almacenamiento de la información crean nuevas vías neuronales y se fortalecen las vías existentes. Sousa señala que durante el aprendizaje se producen cambios en las sinapsis”4. Aclarado el concepto médico se puede introducir el tema de una afección de la memoria. El Alzheimer es una de las patologías con mayor grado de degeneración del sistema neurotransmisor Soledad Ballesteros, licenciada en filosofía y psicología, catedrática de la Universidad Complutense de Madrid: “Se trata de una demencia progresiva asociada a la aparición de placas y nudos neurofibrilares que se extienden de un modo difuso por distintas regiones de la corteza cerebral y el hipocampo (Henderson y Finch, 1989; Morris y Kopelman, 1986). A pesar de que la neuropatología de la enfermedad es difusa, al principio estas placas se concentran sobre todo en la región temporal media diencefálica y en el hipocampo. Con todo, se trata de un grupo de enfermos heterogéneo. La zona diencefálica está implicada en el establecimiento de nuevas memorias explícitas. Se trata de un sistema que permite integrar los distintos componentes de la vida diaria en registros integrados de experiencia (lo que vemos, oímos, pensamos, sentimos). Esta zona es vital para el establecimiento de la memoria episódica y también contribuye a la formación de nuevas memorias semánticas (Schacter, 1996).”5, da claramente la ruta científica y médica de la forma en que se pierden nexos entre el cuerpo físico y cuerpos intangibles que manejan los actos de la existencia, los recuerdos, las sensaciones, el conocimiento adquirido, guardado y recreado (fases de la memoria).

El sentido ofrecido en el ámbito psicológico (psicología experimental) precede a tareas con ideales filosóficos, hablando en referencia a Hermann Ebbinghaus personaje creador de lo denominado Curva del olvido; prueba ejecutada para calcular la fuerza de un recuerdo en la memoria y su perdurabilidad. Asimismo las Teorías de la Gestalt están respaldadas bajo intinerarios filosóficos, esclarecimientos ontológicos pertenecientes al pensamiento Kantiano, de Descartes, Hume, Berkeley entre otros modelos destacados, que aunque densos, la literatura ha amortiguado, magnificado y marcado como la condición que maneja nuestros pasos. Incluso M. del Carmen Ordóñez menciona al finalizar su texto “Otro aspecto muy interesante es la influencia de las emociones en el aprendizaje, si las emociones intensifican la fuerza de un recuerdo entonces debemos procurar provocar emociones placenteras durante el aprendizaje para que pueda gravarse como un recuerdo inmediato, que aparecerá en situaciones similares”4. Las letras han encumbrado, sin duda, el nombre de la memoria, lo lleva a estar retratado en un papel uniendo con palabras. Son recovecos intrincados, porque realmente el hombre sin memoria no tiene presente y el futuro le es infinitamente ajeno, si no se marcara la necesidad de lo que implica hacer de nosotros un elemento de recuerdos no reafirmaríamos presentes, así ese trabajo es propio de la literatura.

Escribir es evocar rastros de memoria, la poesía recoge pasos recorridos, una de sus tantas máscaras, puesta en medidas dosificadas para cada género literario. Las letras se hincan la memoria refrescando la imaginación del escritor, sus placeres, sus recuerdos, sus mundos recorridos que se extrapolan a la historia plasmada. Lo ha afirmado Marcel Proust, Jorge L Borges, García Márquez, Pizarnik - “Hablo como en mí se habla, no, mi voz obstinada en parecer una voz humana sino la otra que atestigua que no he cesado de morar en el bosque. Si vieras a la que si ti duerme en un jardín en ruinas de la memoria, allí, yo, ebria de mil muertes hablo de mí conmigo sólo por saber si es verdad que estoy debajo de la hierba no se los nombres, a quién le dirás que no sabes, que deseas otra, la otra que eres se desea otra ¿Qué pasa en la verde alameda? Pasa que no es verde, ni siquiera hay una alameda. Y ahora juegas a ser esclava para ocultar tu corona ¿Otorgada por quién? ¿Quién te ha ungido? ¿Quién te ha consagrado? El invisible pueblo de la memoria más vieja”6-, creaciones que nacen solamente a partir de recuerdos, deseos de reafirmaciones. Es así, no se relata por relatar, se relata para exaltar la más compartida de las virtudes emocionales, la del recuerdo, recordad no es una facultad sino una virtud para la literatura; aquel encuentro frente a frente con la historia que se ha construido, se lleva en la espalda y se abre nuevos espacios, el motor que mueve la pluma., si de mencionar a algunos se trata, talente capaz de superar barreras de escritura; Cien Años de Soledad no hubiera tenido la fuerza que impacta si en sus hojas no llevara un pueblo al que se le ha olvidado la palabra, Funes el Memorioso no dejaría la estela y el olor a ansia por desear conocer si no fuese por su confusión, que no es de otra forma sino jugando con la memoria, con la memoria se conoce lo que tenemos derecho a pensar, la realidad, Á la recherche du temps perdu (En Busca del Tiempo Perdido) obra majestuosa de Proust que ofrece apreciación de su propio pasado, manipulándolo y transformándolo en una novela cuyo fondo confirma la existencia de memoria y por ello une su trabajo a la capacidad de almacenar recuerdos. En propiedad teórica lo que mueve a tener los deseos y pensamientos se posa en el inconsciente de cada quien, arquetipos, de tal manera que por esa vía se mueve el carruaje de la memoria pintando cuadros de letras que corroboran la vida pasada y le dan sabores distintos a cada texto, tal como nos muestra Antonio Colinas “Parafraseando a Giordano Bruno diremos que «el arte de la memoria» consiste, sobre todo, en utilizar convenientemente los símbolos del pasado para renovar el presente y encauzar la vida”6 Luego, de qué más escribe un autor si no es de su vivencia con el entorno, conocimientos generados a partir de interpretaciones que se arraigan en la memoria y se guardan como recuerdos, para después traducirlos a lenguaje del pasado. Comprobar pasos que se han dado, afirmar el pasado, darle lugar a la memoria subrayándose existencia de concordancia entre el hombre y el pasado.

La extensión de un producto literario, las minuciosas explicaciones, de talles o sucesos que se pegan en las hojas por medio de las palabras soportan el peso de la concordancia de recuerdos. Aun así el arte, y sobre todo la pintura compacta en colores lo que las letras en conjunto mencionan, trabajo todavía más arduo; en figuras representativas se afirma el pasado. Si la pintura reafirma pasados, por qué se pintan cuadros religiosos, retratando a Jesucristo caído en una cruz cuando no se ha estado presente y por eso mismo no se tiene recuerdo o ¿Será acaso un pasado en el cuál se intuye? O que en vez de intuirse ¿Es una memoria inculcada? En ejemplo la imagen de Pietro Cavallini “La Crucifixión principio de memoria colectiva, reunión de tradiciones que penetran en las prácticas cotidianas, tan adheridas que en muchas ocasiones no permiten explicación como menciona el siguiente fragmento: “El presente pone su punto de referencia a partir del conocimiento que se desarrolla a través de la memoria colectiva (…) De esta forma, la memoria se convierte en el rescate de los recuerdos de los procesos sociales que alguna vez existieron, guardándolos celosamente en la mentalidad del individuo social que, con su capacidad de mantenerlos vivos en su memoria personal, puede enseñarlos cuando sea el momento.”7 , autoría de Rafael Pérez Taylor. En cuanto a la pintura que se retrata a modo de concepto y función de la memoria, puede dársele una interpretación a la famosa pintura de E. Salvador Dalí – La Persistencia de la Memoria- navegante en la corriente surrealista, corriente que en principio busca conocer la realidad interior. Reemplazando al pintura y desplazándonos al arte plástico, la escultura se nota que la finalidad única es esculpir para que el objeto o sujeto modelo cobre inmortalidad – el talle en piedra, es decir en lo perdurable e indestructible, ligado con la memoria colectiva por su ideal de longevidad conceptual – La Venus de Milo o El David son figuras que a lo largo de la historia se han venido conociendo y llevándolo a la memoria colectiva, guardándose en nuestras imágenes registradas propias de recuerdo, así que se es necesario conocer alguna de las anteriores esculturas, reveladas de una u otra forma, sea gracias al cine u otro medio. Las melodías no son ajenas a hacer parte de la memoria, levantan castillos tan grandes de recuerdos, imposibilitándose la inexistencia de música en la vida de un recuerdo o vivencia.

La recolección de significados de la memoria y sus hijos, los recuerdos nos llevaría ver que cada campo que explica su razón de ser está enlazado con otro, no puede haber uno sin otro, lo que tal vez nos llevaría pensar que sobre la palabra memoria se levanta un universo de pasado que recuerda el presente y muestra un futuro. Partiendo de su proceso mecánico, pasando por el cognitivo, el sensorial, el de reflexión de todo lo anterior y desembocando en la cumbre de toda acción, el arte.

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